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Cascadas de Tocoihue

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Las Cascadas de Tocoihue son un conjunto de saltos de agua de alrededor de 40 metros de altura ubicadas en la comuna de Dalcahue, formadas por un desnivel en el curso del Río Tocoihue. Es uno de los lugares donde se dice que los brujos chilotes acudían durante sus ritos de iniciación para cumplir con uno de los principales desafíos para ser aceptados por la sociedad secreta: lavarse el bautismo católico bajo el agua.

De acuerdo a la tradición, los brujos chilotes tenían su centro de operaciones en el pueblo de Quicavi y desde ahí gobernaban las distintas provincias en las que dividían el Archipiélago de Chiloé. Cuando un profano intentaba acceder a los secretos de esta sociedad, debía pasar por una serie de pruebas para poder demostrar que era apto para desempeñarse en la sociedad de brujos. Dentro de estas pruebas, la primera y una de las más simbólicas tenía que ver con el borrado del bautizo, que consistía en pasar cuarenta noches (el periodo cambia de acuerdo a distintas versiones) con la cabeza bajo un traiguén  o huiguera (cascada), para finalizar invocando a Satanás para concluir el proceso. Durante este periodo el postulante sólo podía alimentarse con harina tostada.

Más allá de la leyenda, Tocoihue es hoy en día un importante atractivo turístico por sus verdes paisajes que se combinan con uno de los sectores de mayor identidad cultural del archipiélago. Actualmente existe un emprendimiento rural en el sector que cuenta con cabañas y un fogón chilote, a lo que se suma la cercanía al pueblo de Tenaún, que cuenta con una iglesia Patrimonio de la Humanidad.

Tocoihue (Originalmente Tokójgwe) significa en lengua mapudungún “coihues tupidos”, probablemente debido al denso bosque del lugar.

Ver en Google Maps

Referencias

Fuente imagen: Gonzalo Galleguillos

El Muelle de las Ánimas de Cucao

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Existe una antigua tradición chilota (de origen mapuche) que cuenta que, cuando las personas morían en tierra, sus almas viajaban hasta la Punta Pirulil en la localidad de Cucao (comuna de Chonchi), donde eran recibidas por el balsero Tempilcahue (o Tempilkawe) para transportarlas hacia su descanso eterno en “la otra orilla” (León, 2007: 61)

Se cuenta que el balsero era de mal genio y solía castigar a las ánimas con golpes de remo, así como realizar cobros adicionales si el difunto llegaba con las ánimas de sus perros o caballos. Todos estos cobros se realizaban en llankas, o piedras color turquesa. Así también se relata que las almas que no lograban ser transportadas, quedaban vagando en el sector de la punta pirulil, dando origen a la leyenda de “las Ánimas de Cucao” (Chapanoff, 2005: 41).

Existe una historia sobre un forastero que, al escuchar sobre la existencia del balsero, quizo burlarse de las creencias locales y decidió ir a la punta pirulil sin ser un ánima. El balsero no se habría presentado en esa ocasión pero, años después al momento de su muerte, lo habría recordado y por lo mismo tampoco lo habría socorrido, por lo que el individuo se habría sumado a las ánimas de Cucao a partir de ese momento producto de su afrenta  (León, 2007: 62).

Actualmente existe una escultura denominada “El muelle de las ánimas” en el sector de Punta Pirulil en Cucao, que se puede visitar para rememorar las antiguas tradiciones chilotas e imaginar al balsero acercándose con su barca para recibir a las ánimas de la zona.

Se puede ver en internet un breve trabajo audiovisual denominado “El Muelle del Alma – Kuy Kuy Tempilkawe” (2011) con imagenes de este lugar. También existe una banda chilota de metal llamada Tempilcahue en honor a esta leyenda.

Ver en Google Maps.

Referencias

  • Chapanoff, Miguel (2005), Imaginario y maritorio: relatos, fábulas y mitos del mar, en “Chile, país oceánico”. Disponible en Google Books.
  • León, Marco Antonio (2007), La cultura de la muerte en Chiloé. Disponible en Google Books.

Fuente imagen: Link

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