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Toma holandesa de Castro de 1600

Entre 1568 y 1648 se desarrolló en Europa la llamada “Guerra de los Ochenta Años”, que enfrentó a España con los territorios que hoy conforman los Países Bajos. Esta guerra también se extendió a los territorios americanos de ambos países, y provocó una ocupación temporal de la isla de Chiloé por parte de tropas holandesas.

Los hechos que se narran a continuación suceden a mediados de abril del año 1600, luego de las incursiones de Baltazar de Cordes por los puertos de
la zona central de Chile entre los años 1599 y 1600.

Extracto de “Historia de Valparaiso: Crónica política, comercial y pintoresca de su ciudad y de su puerto“ (p. 55) por Benjamín Vicuña Mackenna, publicado originalmente en 1869.

“Perdido en los canales de Chiloé i luchando con sus terribles marejadas, sus abatidos isleños, i especialmente, los de la península de Lacuy, en cuya costa andaba pues está a la entrada septentrional del archipiélago, le ofrecieron llevarlo a un puerto de españoles; por manera que, precedido de una escuadrilla de piraguas indíjenas, se presentó en Castro intimando rendición.

Hicieron los pobladores un amago de resistencia en el primer momento, pereciendo en ella cinco de su número, pero aunque hubo entre ellos una mujer, llamada la heroína doña Inés de Bazán que, con un arcabús con las manos, supo como varonil señora entre los demás soldados, defender la entrada al enemigo a la ciudad, rindió al fin ésta al holandés su pusilánime alcalde Juan Ruiz del Pliego.

Tomó Cordes desde ese instante, posesión la isla, en nombre de su patria, fortificó la ciudad, puso en ella guarnición i reunió tal número de indios, que pasaban sus ausiliares de setecientos armados de corseletes de cuero i de picas. Al decir de algunos, llegó hasta hacerse proclamar Rey de todo el Archipiélago (Robert Kerr, 1824).”

Maqueta de barco holandés en Museo Municipal de Castro

Autor: Juan Vasquez Ramirez.

Bibliografía

  • Vasquez, Juan (2010). “Barcos holandeses en Chiloé” en “Los Barcos de Juan Vasquez”. Enlace disponible aquí
  • Vicuña Mackenna, Benjamín (1869). “Historia de Valparaiso: Crónica política, comercial y pintoresca de su ciudad y de su puerto“. p.55. Disponible en Google Books

Toma holandesa de Carelmapu de 1643

Entre 1568 y 1648 se desarrolló en Europa la llamada “Guerra de los Ochenta Años”,
que enfrentó a España con los territorios que hoy conforman los Países
Bajos, y que se extendió a las posesiones coloniales de ambas potencias. En este contexto, en 1643 el holandés Hendrik Brouwer incursiona en las costas de la actual Región de los Lagos, saqueando las ciudades de Castro y Carelmapu.

Los sucesos narrados a  continuación corresponden a lo
sucedido luego de un breve enfrentamiento entre españoles y holandeses
en “Puerto Inglés”, antigua denominación del lugar donde hoy se ubica la
ciudad de Ancud, y que marca la antesala del saqueo de Carelmapu del 20 de mayo de 1643.

Extracto de “Viaje de Enrique Brouwer a las costas de Chile“, incluido en Documentos para la Historia de la Náutica en Chile (1892). Esta obra se publicó originalmente en Amsterdam (Países Bajos) en 1646, y si bien se desconoce el nombre del autor, narra con detalles los hechos vividos por la tripulación holandesa durante su excursión al sur de Chile.

Mayo 19 – Después de nuevas deliberaciones del consejo, se acordó: que el mayor con su compañía se trasladara al yate Dolphijn; que pasara por el estrecho de Osorno i que fuera a una que otra isla del golfo de Ancud, con el objeto de cojer algunos prisioneros de los cuales se pudiese informar sobre la situación de Castro. Después de mediodía se embarcó en el yate con su tropa, llevando además un gran bote, i con una brisa del oeste se hicieron a la vela; pero al oscurecer, hallándose mui cerca de tierra, izaron un farol a popa, haciendo disparos de cuando en cuando para que el bote pudiese conservar la unión. Mas, como sobrevino la calma, nos vimos precisados a fondear afuera de una bahía, cerca de un cerro alto, sobre 3 toesas de agua, fondo de arena morena. Seguíamos haciendo algunos disparos de señal para el bote, cuando sentimos inopinadamente dos cañonazos disparados desde una altura cerca del yate, cayendo uno de los proyectiles al agua cerca del costado. Luego que el bote se nos unió, apagamos la luz para no ser vistos desde tierra. Dada esta situación, se acordó: que el teniente Willemsten Bergen i Jan Thijsz, primer piloto del buque Amsterdam, acompañados por 16 mosqueteros, se embarcasen en el bote grande con el objeto de examinar las condiciones de la bahía de la costa durante la noche, i que el yate se introdujese a remolque dentro de ella, para quedar cubierto del cañón.

Al poner en práctica las faenas acordadas, oyeron los del yate, como las 11 de la noche, varios escopetazos, no dudando nosotros que lo hacía la jente enviada de a bordo. Con este motivo se mandó un sarjento con mosqueteros en la pequeña gabarra. El teniente, al regresar a bordo, dijo haber visto detrás del cerro alto muchas casas; que había oído alarma (toques de trompetas, tambor i campana), i que el enemigo había dirijido varios tiros contra ellos, los cuales les habían sido devueltos oportunamente. En cuanto al piloto Jan Thijsz, éste había sondado la bahía en toda su estension, encontrando en jeneral 7, 9 i 18 toesas de agua con buen fondo, i cerca de la aldea 12 a 13 pies. El yate permaneció fondeado el resto de la noche.

Mayo 20. – El Dolphijn izó la bandera de sangre i el teniente con 50 soldados fueron a tierra al este de las casas, a distancia como de medio tiro de gotelingh, siguiéndolo inmediatamente el mayor con 16 soldados en la pequeña gabarra, mandando al alférez Blaeuwen-haen que, cuando hubiese vuelto el bote grande, enviara los demás soldados a tierra, i que él con el primer piloto navegara en ese bote a lo largo de la costa a fin de cooperar con sus piezas de artillería.

El mayor, después que todos sus soldados hubieron desembarcado, los puso en orden de batalla en la costa. Entretanto el enemigo avanzó hacia nosotros por la ribera, ascendiendo sus fuerzas a cerca de 90 hombres, tantos a pie como a caballo, los que fueron atacados valientemente por los del yate con su artillería, de suerte que la caballería se retiró inmediatamente hacia el bosque i los infantes se arrojaron al suelo i luego se refujiaron igualmente en el bosque. El mayor, habiendo puesto su compañía en orden, persiguió al enemigo, i el teniente, con algunas armas de fuego, marchó a vanguardia i se introdujo en el bosque; al atacar al enemigo recibió en breve seis heridas, pero habiendo sido reforzado, la escaramuza duró hasta que el enemigo se puso en fuga hacia el interior del bosque, dejando atrás muertos i 15 o 16 caballos.

Después de esto, el mayor i su jente volvieron a la ribera para marchar también por la aldea a su reducto. Cuando llegaron a la altura en busca de la pieza con que se les había hecho fuego en la tarde del día anterior, solo encontraron la cureña desarmada, lo que les hizo suponer que el cañón había sido arrojado al mar. Sirviéndose de los 15 o 16 caballos conquistados, penetraron en el bosque, logrando capturar a un indíjena que condujeron donde el mayor. Cuando estaban en la altura, percibieron 5 o 6 cuadrillas de enemigos en el bosque i unos cuantos a caballo en una planicie. A medio día el alférez del mayor fue en un bote donde el jeneral para relatarle lo sucedido, i en seguida el teniente con 60 hombres, llevando consigo al indíjena capturado, fue enviado al bosque para averiguar donde había escondido sus bienes el enemigo. Una vez penetrado en el bosque, hallaron al enemigo en un llano, colocado en formación militar. Nos arrojamos valientemente sobre ellos, pero huyeron al bosque, dejando en el campo a su jeneral Andrea Munes Yserrera (Andrés Muñoz Herrera), que cayó del caballo herido por una bala, i algunos otros; además todo el bagaje, que fué cojido como botín de guerra.

Así se apoderaron los holandeses de Carelmappa (Carelmapu) que es una plaza de frontera muí cerca de la costa; tiene un fuerte o reducto de palizadas con un parapeto i dos alas, guarnecida por 60 soldados, con dos piezas de artillería de metal. Otra plaza fronteriza igual se halla situada como 4 millas al este, llamada St. Michiel de Calbuco (San Miguel de Calbuco), provista también de un reducto i guarnecida con 40 soldados i una pieza de metal. Estas dos plazas son fronteras contra los de Osorno i de Conco (Cuncos), nación vecina, con la cual están continuamente en guerra.

Mapa holandés que muestra a la escuadra de Brouwer

Fuentes

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