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La Toma de Chiloé

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Hace algunos años, EducarChile junto con Las Últimas Noticias lanzaron una interesante serie de comics de la historia de Chile, desde los tiempos de la conquista hasta la época republicana.

Entre los capítulos publicados destaca el n° 38, dedicado a la Conquista de Chiloé de 1826. Si bien la representación de Antonio Quintanilla probablemente dista de la realidad, no deja de ser una interesante forma de ilustrar sobre este episodio de la historia sureña.

Enlace a capítulo 38 completo

La expedición de Ramón Freire a Chiloé de 1835

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Fuerte Agüi, escenario de la conspiración.

Consolidada la anexión chilena del archipiélago de Chiloé en enero de 1826, su estratégica ubicación le harían tierra fértil para diversos motines e instancias de rebelión en el tortuoso proceso de organización de la república de Chile.

Uno de los episodios menos conocidos es el de la expedición de Ramón Freire en 1835, quien luego de ser exiliado en Perú, intentaría tomar el control del archipiélago como una primera etapa para derrocar al gobierno conservador de Chile.

Aún no resulta claro la forma en que Freire tuvo éxito en sus gestiones [1], pero lo efectivo fue que recibió dos barcos -el bergantín “Orbegoso” y la fragata “Monteagudo”- por parte de la Confederación Peru-Boliviana, con los que lanzó una frustrada ofensiva por el control del archipiélago en 1835.

Extracto de “La iniciación de la República” de Jorge Basadre [1]:

El “Orbegoso” y la “Monteagudo” tomaron rumbo al norte; pero al llegar a Huacho torcieron al sur. El plan de los expedicionarios consistía en dirigirse a Chiloé, armar aquella provincia, invadir rápidamente el continente desembarcando en el territorio de Valdivia o de Concepción y hacer entonces un llamamiento a todo el país en nombre de la libertad. Navegaron en conserva ambos veleros durante doce días, al cabo de los cuales los separó un temporal; logro la delantera el “Orbegoso” que era más nuevo y apto, llegó a Chile el 2 de agosto, y tomó a poco posesión del castillo de Agui, llave de dicho archipiélago. Pero, en tanto, había ocurrido en la “Monteagudo” una sublevación que dos tripulantes chilenos encabezaron navegando a las alturas de Valparaíso (1° de agosto). Había arribado ya a este puerto la goleta “Flor del Mar”, despachada por el cónsul Lavalle y se estaban tomando medidas de previsión, por lo cual la “Monteagudo” casi fue recibida a cañonazos. Conocida la verdad y premiados los promotores de la deserción, Portales ordenó que la “Monteagudo” se alistase aceleradamente y se dirigiera a Chiloé donde fingiendo no haber cambiado de bandera, debía apresar al confiado Freire y a sus temerarios compañeros de aventura. La celada se realizó con todo éxito y la guarnición del castillo de Agui, compuesta de 100 hombres, abrió la puerta a sus apresadores que no eran más de 40; el “Orbegoso” fue tomado por un bote armado y a poco Freire quedó preso (30 de agosto).

Bibliografía:

  1. Basadre, J. (1929). La iniciación de la república: contribución al estudio de la evolución política y social del Perú (Vol. 1). F. y E. Rosay. Disponible en línea.

Combate Naval de Abtao

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El Combate Naval de Abtao (1866) fue una de las varias escaramuzas que se dieron entre fuerzas chileno-peruanas y la armada española en el contexto de la Guerra Hispano-Sudamericana de 1866-1867. Esto sucedió en la localidad de Abtao en la comuna de Calbuco y, desde entonces, ha pasado a ser parte de la historia local de la zona.

En 1866 España y Perú entran en guerra producto de la ocupación de islas guaneras frente a las costas peruanas. Ante un ánimo popular anti-español, Chile se suma declarándole la guerra a España e iniciando una alianza militar con su vecino del norte de forma de poder derrotar a las fuerzas hispanas.

Bajo este escenario se produce un encuentro en tierras calbucanas frente a la Isla Huapi Abtao. En ese lugar se encontraron dos buques de guerra españoles (Villa de Madrid y Blanca) contra tres chilenos (Covadonga, Lautaro y Antonio Varas) y tres peruanos (Apurímac, Unión y América). Pese a la inferioridada numérica, los navíos españoles eran ampliamente superiores en velocidad, mantención y capacidad de fuego. Esta ventaja se contrarrestaba con su menor conocimiento del terreno, especialmente de la profundidad de las aguas en una zona compleja para la navegación.

Durante la tarde del 7 de febrero de 1866, las naves chileno-peruanas instaladas en la zona de Abtao identifican la aproximación de la marina española, realizando los primeros disparos hacia ellas. Aunque no hubo daños de consideración en los buques de ambos bandos, se llegaron a realizar más de 2.000 cañonazos entre las embarcaciones y se cuentan varios muertos y heridos por bando debido a los daños menores producidos por el bombardeo.

Las fuerzas españolas, por seguridad ante el desconocimiento de la zona, se retiraron a la zona de Chiloé luego del intercambio, mientras que las naves aliadas buscarían un refugio más seguro esta vez en el estero Huito próximo a la Isla de Calbuco, esta vez en compañía de la Corbeta Esmeralda que se encontraba en Ancud durante el combate. En ese lugar hundirían al ya inutil Vapor Lautaro de forma de bloquear el acceso al canal y, de esa forma, proteger a la armada aliada del posible ataque de las naves españolas. También se cuenta que los bordes del estero fueron fortificados con cañones para proteger el acceso de naves enemigas.

La actitud defensiva de ambas escuadras no dejó un vencedor claro, aunque la posterior retirada de las naves españolas hacia el norte, así como la resistencia de una armada aliada técnicamente muy inferior hablan de una salida bastante digna al enfrentamiento.

Producto de este conflicto se re-fortifica el Castillo San Miguel de Agüi frente a las costas de Ancud y, según algunas versiones, también se construye, o al menos renueva la artillería del Fuerte Chaicura en la península de Lacuy.

Una de las curiosidades de este combate fue la participación de Arturo Prat como teniente de la Goleta Covadonga, y de Miguel Grau como comandante de la Corbeta Unión. Ambos hombres se enfrentarian trece años más tarde en el mucho más recordado Combate Naval de Iquique del 21 de mayo de 1879 durante la Guerra del Pacífico.

Actualmente en la Isla Huapi Abtao se encuentra ubicado un monumento que recuerda el combate de 1866. La gente de la zona señala que en las playas aún quedan marcas de los cañonazos de aquella jornada, aunque lo más probable es que se señale a formaciones rocosas moldeadas por el mar. Anualmente la Armada de Chile realiza un homenaje en la isla, donde suelen ser acompañados por miembros de la Armada peruana.

Ver en Google Maps

Referencias

Batalla de El Toro

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La Batalla de El Toro (1820) se reconoce como el último combate entre fuerzas realistas y patriotas en territorio continental durante la guerra de independencia de Chile, y se llevó a cabo en terrenos hoy pertenecientes a la comuna de Fresia en la Región de los Lagos.

En 1820, luego de la toma de la entonces inexpugnable ciudad de Valdivia (3 al 4 de febrero), las fuerzas independentistas estaban confiadas en una rápida conquista de los territorios más al sur de esa ciudad. Habían pasado dos años desde la firma de la Independencia de Chile y aún no se lograba tener soberanía sobre la totalidad del territorio, pero esto era algo que parecía próximo a cambiar luego de la toma del sistema de fuertes valdiviano.

Pese a su triunfalismo, los patriotas fracasaron en su intento de tomar Chiloé durante el Combate de Agüi (18 de febrero de 1820), por lo que se replegaron a Valdivia y a consolidar su dominio hasta la zona de Osorno, donde los realistas abandonarían el Fuerte Reina Luisa y se unirían a las tropas de la zona de Carelmapu.

En ese lugar el gobernador Antonio de Quintanilla reprimiría a los líderes militares por abandonar Osorno y los sustituiría por nuevos hombres capaces de liderar el plan de reconquista de los territorios de Osorno y Valdivia.

Finalmente el 6 de marzo de 1820 choca una columna de 140 soldados del Ejército de Chile contra una tropa de entre 300 a 400 hombres del Ejército Real de Chiloé en las tierras de la Hacienda El Toro, cerca del actual pueblo de Polizones en la comuna de Fresia.

Pese a estar en inferioridad numérica, la disciplina de la tropa chilena al mando del Coronel Jorge Beauchef fue ampliamente superior a la de las milicias chilotas, que atacaron desorganizadamente y terminaron finalmente dispersadas por el ejército independentista. Al día siguiente gran parte de la tropa se rendiría ante los patriotas y se uniría a su causa, no obstante, antes de eso una cifra de alrededor de 40 chilotes resultaron muertos durante la contienda, frente a los sólo 11 que cayeron en las filas chilenas. Estos cuerpos serían acumulados en un antiguo galpón y quemados, dando nombre al actual sector de Casa Quemada en la misma comuna.

Luego de este combate se derrumba toda posibilidad por reconquistar Osorno y Valdivia por parte de las fuerzas realistas, que partir de ese momento se atrincheran en Chiloé y ven limitado su dominio hasta la orilla sur del Río Maullín. Del lado norte sobreviviría una breve guerrilla organizada por Fray Salvador Racela y dirigida militarmente por el sargento Florentino Palacios, la que se desintegraría luego de la captura del sacerdote por parte del coronel Beauchef.

Actualmente en el lugar de la batalla hay un monumento instalado en 1983 que recuerda a los caidos en combate y ocasionalmente también se realizan homenajes por parte del Ejército de Chile hacia los soldados que se enfrentaron en esos parajes.

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Referencias

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