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El Complot de Cosme Damián Antil

Cosme Damián Antil nació en Castro en torno a 1801, siendo hijo de Pedro José Antil y de Tomasa Piutin, ambos pertenecientes al estamento  indígena huilliche durante la época colonial hispánica de Chiloé.

Durante su infancia fue educado por el cacique Bernardo Guenchun para heredar su cacicado. Sin embargo, esta posición desaparece legalmente luego de la disolución de las instituciones estamentales, así como de la distinción indígena-español en 1826. Luego de ello desarrolla distintas actividades económicas, y el 18 de agosto de 1846 contrae matrimonio en Tenaún con María Candelaria González, hija de una familia hispano-mestiza la zona [8]. En años posteriores, además, es reconocido como juez de distrito y elector calificado en la ciudad de Castro [1].

Pese a su perfil de indígena institucional, en 1856 es detenido por las autoridades chilotas por el delito de conspiración, debido a su participación en actividades de organización de indígenas en la subdelegación de Payos (actual Queilen). En este marco, se señala que sólo se dirige a “brujos” y que sugiere contar con el apoyo del ex-coronel realista Santiago Barrientos. En 1862 se le vuelve a procesar, debido a actividades de hechicería con otros individuos pertenecientes a la “recta provincia”. [8]

Antil tiene su episodio de mayor notoriedad en septiembre de 1864, cuando es acusado de traición a la patria, debido a una supuesta conspiración en favor de España en el contexto del conflicto hispano-sudamericana en curso. El Mercurio de Valparaíso, en su editorial del 14 de septiembre de 1864, señala que Antil organizó una conspiración en favor de “sublevarse en favor de la España y devolverle, como él decía en sus cartas, lo que antes había sido de ella”. Además de sus intenciones monárquicas, también se señala que “a la pasada de la Covadonga [por entonces, buque español] por este puerto [Ancud] presentó a su comandante un acta formada por muchos de los indígenas que él pensaba sublevar en favor del pabellón español” [1].

Es difícil saber con precisión el nivel de influencia real de Antil durante este periodo, pero lo cierto es que por esos años La Mayoría era una estructurada y hermética organización huilliche con influencia por todo el archipiélago [5], por lo que su capacidad para conspirar contra el Estado podía ser una amenaza real en presencia de fuerzas militares enemigas. En cualquier caso, la autoridad militar de Chiloé desestimó la importancia de Antil durante este entramado, condenándolo al encierro en un manicomio en noviembre de 1864 por la poca seriedad de sus acciones. En ese sentido, se le comparó con el intento de Orelie Antoine de Tounens por hacer de la Araucanía un Reino. [7]

Del rol de Antil como “brujo” se conserva además una enigmática carta del 23 de noviembre de 1866 de un tal Felipe Santiago Hebitureo, también miembro de La Mayoría, quien comenta a Antil sobre la difícil comunicación epistolar entre las comunidades, y el control que sobre ellas tienen los “malditos mestizos”. También se hace mención a la obligación de colaborar con los chilenos (”estamos siempre obligados a darles algo algún día hasta regreso firme la España en Chiloé”), y se emiten diversos comentarios sobre la Reina de España (”la Exma. señora Reina vecina de la capital de España, nos alegramos bastante en donde más acordado por su sagrada voluntad y le rogamos a Dios y a la Madre Santísima que ella se halle disfrutando de su sagrada corona, que goce muchos años”), y el coronel Barrientos, entre otras frases incomprensibles por su fragmentación gramatical [2]. Para esta fecha la guerra con España ya había finalizado, pero como excursiones de años posteriores comprobarían, las esperanzas de algunos chilotes por el retorno de las fragatas se extenderían por varios años [6].

Aunque el episodio hoy es poco conocido, en su época fue dado ampliamente a conocer, e incluso medios extranjeros llamaron la atención sobre él como una grave amenaza para la paz entre las potencias europeas y sus antiguas dependencias americanas, donde aún sobrevivían simpatías coloniales [4]. En lo concreto, la militarización chilena del archipiélago impidió cualquier ayuda organizada de los chilotes a España, aunque en lugares periféricos (Huite e Isla Tabón), se dio una curiosa interacción que sería recordada tanto en la tradición oral de esos lugares [6], como en las memorias escritas de los marinos españoles [3].

Antil finalmente fallece en el departamento de Castro en 1881 a la edad de “80 años”, poco tiempo después de iniciado el juicio a la Recta Provincia.

Imagen de portada: Goleta “Covadonga” de la Armada Española (Wiki Commons)

Bibliografía

  1. El Mercurio, Valparaíso, “Causa célebre”. 15 de septiembre de 1864. Disponible en línea en el blog “Monos con Navaja”.
  2. El proceso a los brujos de Chiloé. Disponible en Memoria Chilena.
  3. Guarda, Gabriel (1976). Fidelismo en Chiloé
  4. Lyttelton Times, Volume XXIII, Issue 1352, 28 January 1865, Page 5. Disponible en línea.
  5. Flores, G. R. (2002). Reyes sobre la Tierra: brujería y chamanismo en una cultura insular: Chiloé entre los siglos XVIII y XX. Editorial Biblioteca Americana. Disponible en línea.
  6. Gormáz, F. V. (1871). Esploracion de la costa de Llanquihue i archipiélago de Chiloé, practicada por órden del supremo gobierno. Imprenta nacional.
  7. Catepillán, Tomás (2019). «La República de la Raza. Política indígena y brujería en el Chile del siglo XIX». Trashumante. Revista Americana de Historia Social 13: 84-107.
  8. Paredes Navarro, Pablo (2021). «Chiloé en la Guerra hispano-sudamericana: memoria hispánica y nacionalidad en el sur de Chile, 1864-1866». Temas Americanistas 46: 279-294.

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